
El del Elche obra de Dani Calvo.
El español siempre lo sabe todo. Y si de algo no sabe nada, dice: «De esto hablaremos más adelante».
José Luís López Aranguren (1909-1996) Filósofo español.
Hola qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este rinconcito de madridismo. Hay costumbres que son muy nuestras, muy de aquí de las Españas, y que están arraigadas en nuestro ADN desde tiempos inmemoriales. Quedar con los amigos, el aperitivo, con su(s) cervecita(s) y sus raciones, buenos platos a la hora de comer, mejor bebida y la subsiguiente charla alrededor de un café y de un(os) chupito(s).
Y, claro, suele suceder que después de este festival lo normal y habitual es que llegue la más grandes de las costumbres patrias. De norte a sur, de este a oeste, en el centro y en la periferia llega la hora de …
La siesta
Sí, amigo. Todo esfuerzo que hagas por evitarla será inútil. Llegará un momento en que comenzarás a oír las voces así como muy de lejos, se irá atenuando el sonido ambiente, te bajarán las pulsaciones y un halo de sopor invadirá todo tu cuerpo para que, finalmente, tus ojos se cierren, el cerebro se ponga en modo off y acabes roncando a pierna suelta mientras un hilillo de saliva te cae por las comisuras de los labios, síntoma inequívoco de que has alcanzado el nirvana.
Pues eso es ni más ni menos lo que nos pasa en cuanto el árbitro pita el comienzo del partido. Cuando hablan de las confabulaciones judeo-masónicas y de los contubernios que los enemigos del madridismo ponen en práctica para que no ganemos esta liga, se olvidan del más dañino de todos: ponernos los partidos a las cuatro de la tarde. Ya he perdido la cuenta de las veces que hemos tenido que jugar a esta hora infernal … y lo que te rondaré, morena.

Resultará indiferente cuáles sean los jugadores que pongas en liza. Dará igual que quieras hacer rotaciones pensando en el inminente partido de Champions y que te parezca buena idea que jugadores recién salidos de lesiones vayan cogiendo el ritmo competitivo. En definitiva, dará igual lo que hagas y a quién saques.
Podrás probar a jugar con tres centrales, a adelantar los laterales para así tener más fuerza arriba, a dar una nueva oportunidad a jugadores que ya han demostrado que no la merecen, a intentar encarar al contrario, a poner algo de fuerza en el centro del campo … todo dará igual: la somnolencia y el amodorramiento terminará acabando con cualquier plan que hayas ideado.
Pero claro, todo en esta vida, incluso la siesta, tiene un final. Hay finales felices, que se producen cuando el cuerpo ya ha descansando bastante. Te despiertas primero abriendo un ojo, cerrándolo, abriendo el otro y finalmente abriendo los dos. En estos casos tu cara de felicidad te delata.

Pero hay otras veces en las que por diversas razones (una moto que pasa por la calle emulando a Marc Márquez, un vecino que pone la música como si estuvieras en el Pachá de Ibiza o simplemente que en la tele, que por supuesto se ha quedado encendida, han dado paso a los anuncios); te despiertas sobresaltado, sudando la gota gorda (sobre todo, si te has quedado dormido sobre un sofá de escay) y sin saber dónde estás.
Añádele que a lo mejor tenias algún plan para pasar la tarde, habías quedado con alguien y que te das cuenta de que no vas a llegar a tu hora. Te levantas desorientado, sobresaltado y sin saber por dónde empezar. Y no sabes qué hacer en primer lugar: si lavarte la cara, cambiarte la camiseta sudada, ducharte o llamar por teléfono pidiendo disculpas por la tardanza.
Pues de eso también hemos tenido un claro ejemplo hoy … bueno, hoy y otros días más de los que también he perdido la cuenta. En este caso ha sido el gol del Elche el que nos ha despertado bruscamente de la siesta tan plácida que nos estábamos echando. Al primero que ha despertado ha sido a Zidane que, por fin, ha reaccionado haciendo tres cambios de una tacada. El resultado ya lo sabes: remontada con dos goles de Benzema y a seguir soñando una semana más con poder dar algo de guerra en esta liga.

Y nada más porque, ya me perdonarás, no tengo ganas de hablarte de jugadores, tácticas, estados de forma, penaltis no pitados y falta de estructura de lo que debe ser un equipo de fútbol. A lo mejor eres de los que se conforma con la épica y el no bajar los brazos y de los que lo justifican todo en los fallos arbitrales (que sí, que nos hacen alguna jugarreta partido sí y partido también … hoy no iba a ser menos).
Si eres de esos, te diré que, siendo importante luchar hasta el final, digo yo que para ganar al Elche en casa no debería ser necesaria tanta épica y tanta epopeya, y que fijarse única y exclusivamente en el árbitro viene a ser la versión moderna de señalar la luna y mirar al dedo.

Me decía al finalizar el partido mi buen amigo Álvaro, culé hasta la médula, que teníamos más vidas que un gato. Quizá sea verdad, Leí hace unos días un artículo del periodista Rafa Cabeleira en El País en el que venía a decir que «no hay equipo más peligroso que el Real Madrid cuando no le salen bien las cosas«. Pues quizá sea verdad también. Es éste el verdadero clavo ardiendo al que los madridistas nos agarramos partido tras partido y al que nos seguiremos agarrando mientras resista clavado en la pared.
En fin, próxima parada, Champions el martes a las 21:00 horas contra el Atalanta, partido de vuelta de los octavos de final. Si quieres un pronóstico, ahí va: no tengo ni idea de lo que va a pasar. Y hasta aquí mi sesudo resumen y análisis pre-partido. La siguiente parada en Liga será el sábado en Vigo contra el Celta … adivina a qué hora … efectivamente, a las 16:15. Pues eso, otra vil puñalada de la confabulación esa que tanto daño nos está haciendo. Por aquí te lo contaré. Nos leemos.

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