
Gvardiol, Nkunku y y Werner para el Leigzig
El desdichado no tiene otra medicina que la esperanza.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.
Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido un día más a este pequeño rincón de madridismo. Tenía que llegar y llegó. Otra cosa es que nos haga más o menos gracia y que, de momento, su llegada no suponga ningún quebranto aunque sí un pequeño, y espero que transitorio, dolor de cabeza. Me refiero, lógicamente, a la llegada de la primera derrota de la temporada.

Tampoco vamos a montar un cirio por esto, ni nos vamos a rasgar las vestiduras, ni, como me recomendaba mi buen amigo Marcos, me voy a pinchar las venas a ver si queda algo de sangre. Insisto en que en una temporada hay de todo, y el que no lo vea así pues mejor que deje de ver fútbol. Y sobre todo si tenemos en cuenta que hoy nos han dado …
Nuestra propia medicina
Porque ya me dirás tú a qué te suena esto: un equipo que viste de blanco, que sale a comerse el mundo, que marca dos goles en poco menos de 20 minutos, que falla otros dos más por lo menos, que pasa por su fase de relax en la que el rival le achucha y le pone en aprietos, llegando incluso a marcarle un gol y que se soluciona con un gol postrero que finiquita el partido.
Es ni más ni menos nuestra hoja de ruta particular en los últimos partidos. Claro que fastidia que nos lo hagan a nosotros, pero lo daré por bien empleado si aprendemos de los errores. Y ahora es cuando me preguntas …

¿Qué errores?
Pues me alegra que me hagas esa pregunta. Y como bloguero madridista tuyo de cabecera que soy, te debo una explicación y esa explicación que te debo, te la voy a pagar; porque yo, como bloguero madridista tuyo de cabecera que soy, te aseguro que para explicar esto ni una sola idea ha salido de mi cerebro, porque en mi cerebro jamás ha habido un idea decente que versara sobre fútbol.
Dicho de otra forma: básicamente lo que ha fallado ha sido la actitud. Hemos salido a verlas venir y nos hemos creído que estábamos jugando contra cualquier equipín de medio pelo. Y, no, para nada. El Leipzig juega muy bien al fútbol y tiene muy buenos jugadores (me han gustado muchísimo Nkunku y Gvardiol). Y, las cosas como son, hoy le han puesto más intensidad que nosotros.
Sí que me pareció un error que de inicio Nacho jugara en el centro y Rüdiger en el lateral. Después del segundo gol Carletto los ha cambiado y entonces la cosa en defensa nos ha funcionado mucho mejor. Luego ha salido Alaba para dar más profundidad al carril izquierdo y lo que se ha conseguido ha sido dejar esa banda desprotegida. Curiosamente por ahí nos ha venido la jugada del tercer gol en contra.

Conclusiones
Tenemos excelentes jugadores en todas las posiciones. En un partido unos pueden estar mejor que otros y en el siguiente los otros mejor que los unos. Pero para eso tenemos la plantilla que tenemos, de las mejores de los últimos años sin lugar a duda. Lo que debemos grabarnos a fuego es que por mucha calidad que atesoremos, sin intensidad, hoy en día cualquiera puede ponerte en apuros e incluso ganarte.
La calidad te puede servir para ganar de forma más o menos cómoda contra equipos en teoría inferiores, pero si no le sumas intensidad, energía, fuerza y vigor; terminas sucumbiendo ante rivales con más entidad y que sí lo pongan encima de la mesa. Eso y aprovechar las ocasiones que tengas, sobre todo en días en los que como hoy no vas a tener muchas que llevarte a la boca.
Dicho lo cual, tengo que confesarte que por mucho que entienda que perder algún partido es ley de vida, un poquito de cirio y alboroto sí que voy a montar e incluso me voy a rasgar un poco la camisa, aunque únicamente sea para demostrarle a mi buen amigo Marcos que todavía me queda algo de sangre en las venas.
Próxima parada el domingo a las 16:15 horas, en casa contra el Girona. Por aquí te lo contaré. Nos leemos.

Categorías:Fútbol
La GALVANA que algunos jugadores han demostrado, es entendible viendo el buen transcurso de la Temporada.
Un día había que fallar y quizá haya sido el mejor momento para hacerlo.
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