Vida sin fiestas es como largo camino sin posadas.

Demócrito de Abdera (460 AC-370 AC) Filósofo griego.

Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más, una temporada más, a este pequeño, minúsculo e insignificante rincón de madridismo. Yo te he echado mucho de menos, espero que al contrario haya sucedido lo mismo. Nos espera otra temporada ilusionante y repleta de retos que no pienso perderme por nada del mundo.

Que comience el viaje

Y para comenzarlo, el mejor de los aperitivos posibles: Supercopa de Europa y un nuevo título para el zurrón/macuto/saco o morral, llámalo como más te guste. Te podría decir aquello de que la vida sigue igual y que no hay nada nuevo bajo el sol futbolístico. También que en tiempos oscuros como los que vivimos a nivel general, tener la posibilidad de que alguien te arroje un poco luz (y encima gratis), pues qué quieres que te diga, se agradece bastante.

Eso sí, no nos engañemos: no es la Supercopa de Europa el título de los títulos, el faro que ilumina el devenir del club ni el leitmotiv que justifica una temporada entera. Tiene eso sí una particularidad que no debe olvidarse y que sí la hace especial: únicamente la puedes jugar si has ganado la Champions (también si ganas la otra competición europea de cuyo nombre ahora mismo no me acuerdo).

Es la guinda final del pastel, el colofón de haber hecho las cosas bien y el culmen a lo que sin lugar a dudas ha sido una temporada casi ideal. Claro que también puede verse como el principio de otro carrusel de títulos, la base perfecta para lo que puede ser otra temporada de éxitos. Tú eliges, lo mismo me da que me da lo mismo.

Pero, por la razón que sea, es una competición que no acaba despertar los instintos más primarios entre los aficionados. Lo he podido comprobar en mi grupo de whatsapp favorito. Ni una mención al partido ni antes ni durante el mismo, mas allá de que me he visto obligado a informar de los goles, no fuera a ser que mis amigos estuvieran a otras cosas menos importantes. Cero triunfalismo después, un par de fotos de la celebración y la habitual actualización del número de títulos.

Únele la felicitaciones que nunca faltan de Marcos y de Samu (hay gente que sigue primando la amistad por encima de las preferencias futbolísticas, como debe ser) y ya tendrás la foto completa post-partido. Leí hace unos días que en el madridismo corremos el riesgo de dejar de valorar los triunfos a fuerza de que estos se conviertan en algo habitual. No creo que esto suceda nunca, toda vez que si algo hemos demostrado es nuestro insaciable apetito de victorias y, por ende, de títulos.

Centrándonos en lo que ha sido el partido en sí, ha venido a ser un más de lo mismo elevado a la enésima potencia. Courtois ha salvado un gol cantado con empate a cero en el marcador, Mendy ha ido dando una de cal y otra de arena, Alaba y Militao han demostrado compenetración y solvencia a partes iguales, Carvajal sigue pareciéndose al Carvajal bueno, el Triángulo de las Bermudas ha seguido siendo un pozo en el que se ahogaban los rivales, Valverde sigue como una moto, Vini como un transatlántico y Benzema a lo suyo: gol tras gol hasta el Balón de Oro.

En resumen: que ya van, si no estoy equivocado, 98 títulos en la historia de nuestro equipo de masculino de fútbol … y lo que te rondaré morena. Esto no ha hecho más que empezar así que te recomiendo que disfrutes hoy de lo que toca y te prepares convenientemente para otra temporada de infarto. Por aquí intentaré contártela de la mejor forma posible. Que comience el viaje. Nos leemos.