
El la Real obra de Oyarzabal (p)
Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece.
Eurípides de Salamina (480 AC-406 AC) Poeta trágico griego
Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido un día más a este rinconcito de madridismo. Es muy difícil después de partidos como el de hoy no hablar de la épica, del no rendirse, de creer en lo que haces y en cómo lo haces o de lo inquebrantable que es la fe. Habrá también quien aproveche para hablar de jardines y flora variada. Ya sabes aquello de que no siempre llueve a gusto de todos.

Pero lo que al final quedará es que, 120 años después, las Leyendas no sólo no mueren nunca si no que, además, nunca se cansan de demostrar que lo son. Esta victoria no es más que otra muesca en el camino, otro «aquí estamos y somos el Real Madrid», en definitiva, un …
Tócala otra vez, Real
Dicho lo cual, tampoco pasa nada por analizar un poco más en profundidad lo acontecido en este partido de la jornada 27 que nos acerca, un poco más si cabe, al ansiado título de Liga. Comencemos por lo obvio: tenemos plantilla, y muy buena. Te decía el otro día que Ancelotti no se fiaba de todos sus jugadores y me reafirmo en ello. Sólo ha realizado cambios en el once cuando la necesidad le ha obligado a ello a pesar de que, tercamente, la realidad le ha ido demostrando una vez tras otra que debería fiarse más de los no habituales.
Este sentimiento cala hasta los huesos
se vuelve eléctrico, se activa cuando lo enciendo
por toda la ciudad
y por todo mi hogar.
He discutido mucho en los últimos días con amigos sobre el bajón físico del equipo y la necesidad de refrescarlo; sobre las rotaciones y la necesidad imperiosa de tener a todos los jugadores enchufados; sobre errores pasados del mismo entrenador y el miedo a que se repitan.
¿Y sabes qué conclusión he sacado una vez finalizado este partido? Correcto, lo has adivinado: que no tengo ni puñetera idea de fútbol y que 120 años después sigo sin saber qué es y qué significa el Real Madrid. Porque resulta que pones hoy de titular (para más inri, obligado por las circunstancias) a Camavinga, un tío que en los últimos dos meses llevaba jugados 45 minutos. Y coge Eduardo y se marca un partidazo: presiona arriba, ayuda tanto en la construcción como en la destrucción, lo hace todo, todo bien y todo con sentido.
Volamos alto porque no hay límite cuando estamos centrados
noto esa alegría en mi interior
esas buenas sensaciones en mis pies
siento la sangre caliente en mi cuerpo cuando fluye

Y para rematar la faena, cuando la cosa se estaba poniendo fea, agarra un balón en la frontal del área y pega un zapatazo imparable que se convierte en el empate a uno. El gol más difícil, el primero, el de la remontada y el que te permite despegar … resulta que es un golazo ejecutado por un tío del que ya casi nos habíamos olvidado. Y piensas que igual el mister sí que lo tiene todo controlado, medido y dominado y que eres tú el pejiguera al que todo lo parece mal y que de todo se queja. Algo de eso hay, evidentemente, no te voy a mentir.
No puedo apartar la vista
se mueve fantásticamente
te va a gustar cómo lo hacemos
así que no pares
Lo que es también evidente es que este equipo necesita de los Modric, Kroos y Casemiro, eso no se discute; pero también necesita en la misma medida de los Valverde, Camavinga o Ceballos (por citar sólo a tres), y que, por hache o por be, los segundos no acaban de contar con toda la confianza del entrenador. Que a pesar de ello cada vez que salen den el callo es algo que no queda más remedio que buscar en el ADN de 120 años de historia.
Solo puedo verte a ti cuando bailas
me siento bien cuando me acerco sigilosamente a ti
así que baila
nadie se irá antes de tiempo
así que sigue bailando

Otro al que hay que echar de comer a parte es Luka Modric. Y es otra prueba más del poco conocimiento futbolístico que tengo. Cuando crees que está a punto de reventar y de venirse a abajo; cuando crees que se va a partir por la mitad, que no va a dar más de sí y comienzas a señalar a Carletto como el culpable máximo de todos sus males … coge el croata y se marca otro partidazo, con golazo incluido sólo tres minutos después del gol de Camavinga, como diciéndole: veo el tuyo y subo la apuesta.
Es un sentimiento imparable
¡oh, es algo mágico!
está en el aire, en mi sangre, una avalancha
no necesito una razón, no necesito control
vuelo alto porque no hay límite cuando estoy centrado
En definitiva, que a once jornadas del final nos ponemos con ocho puntos de ventaja sobre el segundo y, de momento, con diecisiete y dieciocho sobre tercero, cuarto y quinto clasificados. Pues mira, qué quieres que te diga: ni tal mal. Que esto no está ganado lo sabe hasta Queiroz, pero que estamos muy cerca de ello lo sabemos mis conocimientos y yo a la par.
Bajo los focos, cuando todo desaparece,
No me puedo esconder cuando te tengo cerca
cuando nos movemos juntos ya sabes lo que pasa
imagínatelo, imagínatelo
Y lo que también sabemos todos es que si el miércoles no rematamos la faena y eliminamos al PSG volverán los fantasmas, los lamentos, los ya lo decía yo y los jardineros frustrados. Pero eso también forma parte de la servidumbre de llevar 120 años siendo una Leyenda y de ser a la vez el club más amado y casi el más odiado de la historia de la humanidad. Por otros 120 años más, ¡¡¡FELICIDADES, MADRIDISTAS!!!

Llevo este sentimiento dentro de mí.
este sentimiento es imparable.
(esta canción de Justin Timberlake -Can’t stop the feeling- es el fondo sonoro al vídeo institucional del Club por su 120 cumpleaños y me parece una elección maravillosa)
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