Fútbol

Liga Santander 2021-22 – Jornada 9 – Athletic Club

Gol de Benzema

La gente tiene miedo de enfrentarse al hecho de que gran parte de la vida depende de la suerte. Da miedo pensar que hay tantas cosas fuera de nuestro control.

Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.

Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido un día más a este rinconcito de madridismo. La verdad es que hay días en los que no se está para nada ni para nadie. Ya sea porque has dormido mal, porque te agobias sólo de pensar la cantidad de trabajo que te espera cuando llegues a la oficina o, qué sé yo, porque los días de lluvia te ponen de mala leche. Razones las hay a miles.

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En días así intentas armarte de valor y comenzar con una sonrisa, con muchos ánimos, poniendo buena cara y el mejor de tus ánimos. Pero, aaaamigo, según va avanzando el día y vas viendo que la cantidad de trabajo no baja ni a tiros y que la lluvia ya es diluvio, es entonces cuando bajas los brazos y te dices que por hoy ya está bien.

Pues algo así les ha pasado hoy a los nuestros: comienzo apabullante, seguido de una bajada de ritmo para terminar deseando que se acabara el partido cuanto antes. Y es que lo de hoy ha sido un …

Exceso de confianza

Y eso que, de verdad te lo digo, los primeros quince minutos han sido de lo mejorcito de esta temporada. Movimiento rápido del balón y desmarques a la espalda de la defensa que se complementaban con continuos y constantes cambios de orientación del balón buscando siempre al compañero más libre.

Ha sido precisamente eso, los cambios de orientación, lo que más me ha sorprendido, y ha sido el mejor recurso para descolocar a la defensa del Athletic. Al ejecutarse de forma tan precisa, era fácil que el que recibía la pelota lo hiciera sólo y en ventaja. Este modus operandi ha sido una constante durante todo el partido. Y aunque unas veces se ha ejecutado con más fortuna que en otras, siempre ha sido una buena opción para el ataque.

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Pero el caso es que el buen comienzo duró muy poco, concretamente veinte minutos. De repente se secó el pozo, se agotaron las fuerzas y se diluyeron las ideas. Y al igual que pasó el otro día contra el Sevilla, el rival se vino arriba. Y comenzó a crear ocasiones. Y a tener oportunidades, algunas bastante claras, marrándolas todas. Por cierto, que algún día tendremos que hablar de la cantidad de puntos que nos está dando Courtois con sus actuaciones.

Llegó el gol, que no dejó de ser un espejismo entre el árido desierto en que se había convertido nuestro juego. Para que eso ocurriera, me refiero al gol, tuvieron que darse muchas circunstancias: que Vini hiciera un eslalon, que hiciera una pared con Modric, que Asensio se decidiera a lanzar a puerta ¡con la pierna derecha!, que Unai Simón rechazara el balón, que Modric rematara a puerta y el tiro le saliera hacia un lateral despistando al portero del Athletic y que Benzema, siempre él, estuviera más listo y más atento que los defensas para alojar el balón en las mallas.

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Y así llegamos al descanso, y después a la segunda parte. Una oportunidad de Kroos a los pocos minutos de la reanudación fue la última vez que nos acercamos a la portería rival con cierto peligro. De ahí hasta el final se fueron alternando un poco de control del juego por nuestra parte con oportunidades rojiblancas que aumentaron en número y claridad según pasaban los minutos.

Intentó Carletto cambiar el rumbo introduciendo cambios al estilo de los que hizo el otro día. No tuvieron el mismo efecto que contra el Sevilla, aunque, eso sí, aportaron un poquitín más de brío a nuestro centro del campo, toda vez que Modric y Kroos, más el croata que el alemán, estaban fundidos. Seguimos sufriendo hasta el final, que esta vez resultó ser un final feliz, pero que fácilmente podía haber acabado en tragedia, y de las gordas.

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No sé, me dio la sensación de que los nuestros tenían tan claro que el partido se iba a terminar ganando que ni se inmutaban lo más mínimo cuando el Athletic iba teniendo una oportunidad tras otra. No sé si llamarlo tranquilidad, seguridad y confianza en uno mismo o simplemente, temeridad.

Por suerte, la cosa acabó bien, y aunque es con esto, la victoria, con lo que nos debemos quedar, no estaría de más que procuremos no caer en estos excesos de confianza en los próximos partidos, no vaya a ser que el rival de turno tenga más acierto y el destrozo que nos haga sea de los que hacen época. Tomemos el de hoy como un aviso a navegantes y no como una victoria de la que presumir.

Y nada más por hoy. Sólo recordarte que la próxima parada será el sábado a las 21:00 en San Sebastián contra la Real Sociedad. Rival muy duro y, por tanto, partido muy difícil en el que las piernas frescas y la concentración deberán ser nuestra seña de identidad si queremos sacar algo positivo. Por aquí te lo contaré. Nos leemos.

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