Recuerdos de unos cincuentones
Hola qué tal, cómo estás. Si eres repetidor bienvenido una temporada más. Si eres de los nuevos, bienvenido seas también … espero que lo que leas te guste y te anime a sumarte a los numerosos amigos (vamos ya por 87) que ya conformamos esta pequeña comunidad … comunidad preferentemente madridista, para qué te voy a mentir. Pero no te preocupes por eso, que a lo largo de una temporada tan larga hay tiempo y lugar para todos.
Hoy pretendo abrir una ventana al recuerdo aprovechando que, por fin, tras muchos años de esfuerzo y de gestiones algunas muy buenas, otras simplemente regulares, más de las debidas malas o las menos simplemente desastrosas hechas por directivas que lógicamente también se ordenan con la misma calificación; el equipo de Las Rozas este año militará en Segunda B. Como bien me recuerda mi amigo Pedro “La familia de los Escobares tomaron las riendas de un equipo en Regional Preferente y en dos años ascendió de categoría … a veces los directivos hacen bien su trabajo”
Igual a ti que estás leyendo esto desde quién sabe dónde, que el equipo de un pueblo, grande, casi una ciudad, eso no lo te lo discuto, pero pueblo al fin y al cabo, supere por primera vez su techo y sea capaz de escapar de la tercera división no te dice nada (lo entiendo perfectamente, no te preocupes); pero para los que en mayor o menor medida hemos formado parte de su historia esta gesta se encuentra a la altura de … a ver qué se me ocurre … ganar 4 Champions en 3 años, por ejemplo.
He pedido a varios compañeros de fatigas que me ayuden a recordar porque en este caso la cantidad sí hace la calidad y porque también mi cabeza necesita apoyo. Vamos a lío a ver qué sale.

(Foto: Pedro Requena)
Lógicamente mi primer recuerdo debe ir para aquellos que no han podido ver este hito. Y entre ellos se me viene a la memoria una persona a la que nunca podré estarle lo suficientemente agradecido: D. Carlos Juárez Setién, el Padre Carlos o, simplemente, el Cura. No sabría decirte a cuántas generaciones y a cuántos de nosotros ha transmitido su paciencia, su sabiduría y sus conocimientos.
Permíteme que comparta una anécdota que tengo guardada como oro en paño (luego entenderás por qué): no recuerdo el año (ya te he dicho que mi cabeza está de esa manera) pero sí que era un partido de infantiles en Cercedilla. Recuerdo que en mi caso fue la primera y última vez que jugué en un campo de hierba. Para más inri llovió a mares antes de comenzar el partido así que el panorama era pa’ verlo: campo de hierba, encharcado y jugando con botas con tacos de goma … maravilloso todo.
Pues bien, llegamos al último minuto palmando 2 a 1 (sí, yo había metido el gol nuestro al final del primer tiempo, ya vas entendiendo por qué me acuerdo tanto de ese día) y, no contento con eso, voy y meto el segundo (yo también he tenido mi minuto de gloria) Me giro hacia el banquillo y ¿qué me encuentro? Al Padre Carlos haciendo cortes de manga a diestro y siniestro. Lo siguiente que recuerdo es ver al árbitro pitar el final sin ni siquiera dejar sacar de centro, al bueno de Mariano Blázquez haciéndonos señas para que nos fuésemos corriendo hacia el autobús (el hombre ya se había ocupado de guardar todo el material y nuestra ropa), salir pintando hacia casa bajo una lluvia de piedras … y al Cura diciéndome que “tú muy bien y yo muy mal” … mientras esbozaba una sonrisa.
Le echamos de menos, Padre, que lo sepa … y mucho.

(Foto: Pedro Requena)
Ya te he nombrado a Mariano Blázquez y ahora te añado al Rubio. Las horas que los dos dedicaron a procurar que tuviésemos el material (balones, equipaciones, campo, etc.) en perfecto estado para que un grupo de chavales pudiésemos dedicarnos a lo que más nos gustaba … no está pagado y, hasta dónde sé, no se les pagó (y no hablo sólo del dinero).
Pensar en el equipo de Las Rozas es recordar a Nogal (eterno Loncho, ¿soy el único que creo que se daba un aire a Luis Aragonés?). Es recordad las tardes y noches de los martes y los jueves entrenando bajo lluvia, viento y barro, mucho barro. Porque, ya ves, entrenábamos y jugábamos en campos de tierra. Y no contentos con eso acabábamos de curtirnos subiendo y bajando la cuesta de Mataborricos. Me contaba Lorenzo que no recordaba un dolor parecido al que nos dejaba la dichosa cuesta en las piernas y no tengo más remedio que darle la razón … eso sí, ninguno de nosotros murió en el intento … que ya te veía venir con el comentario.
La cuesta de Mataborricos (hoy perfectamente asfaltada) es la misma cuesta embarrada que luego subíamos con el autobús que nos devolvía a casa; eso sí, tras mucha insistencia por nuestra parte y con la consiguiente algarabía cuando llegábamos “a la cima”. Eso siempre y cuando el conductor de turno viniera a buscarnos y no se quedara en casa viendo el “1,2,3 … responda otra vez”. Bueno, realmente, esto último a mí nunca me pasó porque yo no viví los entrenamientos los viernes … eso que salí ganando, supongo.

(Foto: Pedro Requena)
También es levantarte el sábado por la mañana e ir a coger al autobús delante del Ayuntamiento, cantar la canción de la cabra camino del pueblo en el que tocara, jugar, disfrutar con independencia del resultado y volver a casa con el deber cumplido …. y las rodillas y los muslos en carne viva.
Del equipo de fútbol de Las Rozas hablan hasta los que no tienen ni idea de fútbol, los que ni les ha interesado, ni les interesa y, muy probablemente, ni les interesará … o al menos eso creen y eso dicen. Se engañarán diciéndote aquello de “todo vuestro que sois los que habéis jugado en el club” pero, aunque no lo reconozcan, leerán con fruición e interés todos y cada uno de los comentarios que sobre el equipo les llegue … digamos, por ejemplo, en un grupo de Whatsapp … ¿verdad Alberto?
Pensar en el equipo de Las Rozas es saber, por ejemplo, que Bercial le paró un penalti ni más ni menos que al mismísimo Butragueño … sí, ya lo sé, eso pasó cuando el bueno de Emilio aún no era el Buitre … pero eso ¿a quién le importa? Le paró un penalti … y punto.
Pensar en el equipo de Las Rozas es ver un partido en tercera regional mientras te comías un consistente y recio bocata de panceta del bar de Blas Siguero … la mejor medicina después de una noche de fiesta. De aquellas pancetas vienen estos michelines ¿verdad Marcos?
Pensar en el equipo de Las Rozas es recordar un partido en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, la antigua, la original; y salir cabreado porque no ficharon allí mismo a Montoro … supongo que les debió doler el repasito que él solo les metió.

(Foto: Pedro Requena)
Dejaré que las últimas palabras las diga mi buen amigo Pedro Requena, futbolista y futbolero dónde los haya y, lógicamente, ex jugador y seguidor ad eternum de Las Rozas:
“No me gustaría acabar sin enviar mi aplauso, reconocimiento y agradecimiento a todos los que han pasado por el Club desde sus inicios cuando era sólo deporte aficionado hasta el día de hoy cuando hemos conseguido al tan deseado ascenso a segunda B. No podemos olvidar a aquellos entrenadores que, cobrando una miseria, con pocos medios pero con mucha ilusión y entusiasmo nos sacaron a muchos de las calles y nos ayudaron a crecer como personas. A todos los ayudantes, directivos, presidentes y familiares que nos permitieron hacer lo que más nos gustaba en el mundo.
Y sobre todo y por encima de todo no debemos olvidarnos de todos los aficionados que siempre han estado ahí, lloviera o hiciera sol, madrugando, quitándose de hacer otras tareas; aún a sabiendas de que muchas veces su equipo no les daría ninguna alegría … hasta hoy. “
Dije “las últimas palabras” y, como estás comprobando, te mentía. Solo quería comentarte que desde Pasión en Blanco vamos a intentar seguir la andadura del equipo por la Segunda B. No te miento: no me vendría mal una ayudita. Si te apetece unirte al equipo y hacer alguna crónica de algún partido, tienes las puertas abiertas. En el apartado “Personal” del menú tienes los datos de contacto.
Nos leemos.
Categorías:Fútbol
Ha quedado fantástico David
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias amigo.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta