Fútbol

Champions League 2017-18 – Semifinales – Vuelta – Bayern Munchen

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Goles de Benzema. Los del Bayer obra de Kimmich y de James Rodríguez.

Un día cualquiera camino del Bernabéu

Hola, qué tal cómo estás. Yo te diría que estoy contento pero como ya sabes la felicidad no siempre es completa. Lo entenderás al final. Bienvenido seas en todo caso a este rinconcito de madridismo.

Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame (Anómino)

Un día cualquiera camino del Bernabéu, te habría llamado al llegar a la altura del Palacio de la Moncloa y al descolgar habrías dicho aquello de «¿qué? ¿ya vas camino del templo?»

Seguidamente nos habríamos preguntado por la salud y ambos habríamos contestado con las mismas vaguedades de siempre. Yo te hubiera dicho que bien y que iba tirando. Automáticamente me habrías dicho aquello de que guarde y no tire tanto. ¿Y tú? Pues me habrías dicho que «aquí» y yo, jacarandoso como siempre, te habría preguntado que por qué cuando te cuestiono por el cómo contestas con el dónde. Lo siguiente habrían sido las risas, como siempre. Último repaso a lo laboral justo antes del momento en que al llegar al túnel de la plaza de Cristo Rey te diría que esperaras un segundo a que lo cruzara. ¿qué dices? ¿qué por qué hago siempre lo mismo? ¿que por qué no te llamo de primeras cuando haya atravesado el cruce? ¿acaso no sabes a estas alturas lo que es la superstición? Más risas.

Benzema2

(www.realmadrid.com)

Un día cualquiera camino de Bernabéu, al llegar a Cea Bermúdez y retomar nuestra conversación, después de preguntarme por Mayte y las niñas, me soltarías aquello de «a ver cuántos semáforos en verde seguidos tomamos hoy» y yo te los iría contando. Recordaríamos el día en que no encontramos ninguno en rojo hasta llegar a la glorieta de Cuatro Caminos. Más risas.

Al girar a la izquierda hacia la calle Santa Engracia volvería a preguntarte de nuevo por la salud. Porque la amistad duradera y real es lo que tiene: que nos conocemos casi mejor que a nosotros mismos. Lo normal de los días cualquiera camino del Bernabéu, sobre todo últimamente, es que estuvieran en rojo todos y cada uno de los semáforos que nos fuésemos encontrando por lo que tenías tiempo de sobra para ponerme al día: que si el pecho, que si la tos, que si el dolor de cabeza, que si las idas y venidas al hospital, que si la quimio y que si la radio. Al llegar a la glorieta de Cuatro Caminos, mil semáforos en rojo mediante, te preguntaría cuántos cigarrillos seguías echándote al cuerpo. Me mentirías y yo haría como que te creería … aunque ambos sabríamos que nos estábamos engañando. Yo lo sabría porque automáticamente comenzarías a preguntarme sobre cómo veía el partido del turno.

Benzema

(www.realmadrid.com)

Nos desviaríamos a la derecha hacia la calle General Yagüe y al llegar al cruce con la calle Infanta Mercedes, otro semáforo en rojo más, te preguntaría por tu madre. Ya sabes, que si la edad, que si los achaques, que si la vista y, sobre todo, lo preocupada que estaba por ti y por tu salud y la tranquilidad que tenías al saber que ella estaba bien porque estaba gozaba de la compañía, el cariño y los cuidados de tus hermanas.

Y así, un día cualquiera camino del Bernabéu, casi sin enterarme, habría llegado al parking de Capitán Haya y ahí sí, durante el último semáforo en rojo antes de embocar la rampa de acceso, nos habríamos despedido hasta la próxima. Eso sí, me habrías vuelto a recordar que no me olvidara de enviarte por WhatsApp el vídeo correspondiente caso que consiguiera cazar/grabar algún gol. Tenías la extraña creencia de que yo era poseedor algún tipo de don especial y que cada vez que me ponía a grabar una jugada, córner o falta … siempre acababa en gol. Si supieras, amigo mío, que tengo la memoria del teléfono llena de vídeos de jugadas, corners y faltas que no llegaron a buen término … bueno, la verdad es que sí lo sabías, pero qué más daba ¿verdad?

El problema está en que hoy, precisamente hoy, instintivamente al llegar a la altura de «Ca’ Rajoy» como también te gustaba llamarlo, he vuelto a marcar tu número de teléfono … enseguida he colgado porque, como bien sabes, hoy no es un día cualquiera camino del Bernabéu. Y no lo es porque hoy te has ido, hoy nos has dejado y hoy, por fin, has podido descansar. Por eso no he podido contarte que estoy bien de salud, tirando ya sabes, que Mayte está enfurruñada con esos kilos de más que según dice ha cogido durante las vacaciones, que las niñas, porque seguirán siendo tus niñas aunque cumplan 100 años, están estupendamente y te añadiría aquello de «mejor que su padre». Que hoy tampoco ha habido suerte y he cogido en rojo todos y cada uno de los semáforos que me ido cruzando. Que me he vuelto de acordar de tus hermanas y, sobre todo, de tu madre y de lo duro, durísimo por todo lo que tiene de antinatura, que deber ser enterrar a a un hijo.

 

Te habría contado lo asustado que estaba ante la visita del Bayern y que a pesar de ello, o precisamente por eso, tenía esperanzas de llegar a la final. Te habría dicho que fueses buscando sitio para ver la final y, de nuevo por aquello de la superstición, te habría pedido que fuese el mismo lugar dónde ya habíamos visto antes a nuestro Real Madrid ganar la undécima y la duodécima.

Keylor

(www.realmadrid.com)

Al final, y aunque no era la costumbre, te habría llamado camino de casa y habríamos charlado sobre Benzema (hoy por fin ha sido gato caza-ratones), Keylor (su mejor partido en mucho tiempo) y Modric (al que solo le ha faltado regar el campo, limpiar los vestuarios, apagar la luz y cerrar la puerta del estadio antes de irse a casa).

Durante un día cualquiera camino del Bernabéu se pueden hacer muchas cosas. No las voy a echar de menos porque seguro que las vamos a seguir haciendo.

Descansa en paz Toño, amigo mío, descansa.

 

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