Fútbol

Champions League 2022-23 – Fase de grupos – Partido 3 – Shakhtar Donetsk

Goles de Rodrygo y Vini Jr.
Para el Shakhtar, Zubkov.

Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la realidad.

David Viscott (1938-1996) Psiquiatra y escritor estadounidense.

Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este pequeño rincón de madridismo. Es durante la edad más temprana de nuestra vida cuando lo queremos todo. No importa el cómo y mucho menos el porqué: lo queremos ya y punto. Es con la edad que nos vamos dando cuenta de que esto no se puede mantener, y nos vamos moldeando y adaptándonos a las pequeñas frustraciones que la vida nos va presentando.

En ocasiones, un partido de fútbol viene a ser como una pequeña representación de la vida. Al principio del partido lo queremos todo: victoria, buen juego, muchos goles a favor, ninguno en contra y, si cuadra, el título correspondiente; para, posteriormente, ir ajustando nuestras pretensiones al discurrir del encuentro. Así pasa, que muchas veces nos damos de bruces con aquel dicho tan real de …

Expectativas versus realidad

Tomemos como ejemplo el partido de hoy. Es un partido de Champions, en casa y contra un rival aparentemente inferior. Hace un tiempo cojonudo, las obras del estadio avanzan viento en popa y a toda vela, has olvidado por completo el tropiezo del otro día contra Osasuna y te acabas de tomar una tortilla y dos cervezas. En resumen: el día ideal para ganar, ganar bien, jugar mejor, erigirte en el salvador del honor futbolero patrio y volverte para casa con una sonrisa de oreja a oreja. Las expectativas con espectaculares.

Y comienza el partido y parece que los pronósticos se van cumpliendo. El equipo mueve la pelota con sentido y agilidad (excepto cuando pasa por las botas de Tchouameni, no sé, últimamente le veo un poco lento de reacción y sin arriesgar lo más mínimo, como si tuviera miedo al fallo), tienes oportunidades y te diviertes. No te preocupa que el gol se haga de rogar: ya caerá.

(www.realmadrid.com)

Y cae, claro que cae, como no podía ser de otra forma. El primero a los trece minutos y el segundo a los veintiocho. Hago aquí un inciso para recomendar a todos aquellos que nos achacan que no jugamos a nada, que vean la jugada completa del segundo gol. Inciso finalizado. Entre ambos goles más oportunidades, y después del segundo más aún.

De momento sigues sin preocuparte por las oportunidades falladas. Han caído dos goles, raro será que no caigan cuatro o cinco más … como mínimo. Las expectativas siguen siendo más o menos buenas. Bueno, miento: algo de intranquilidad, muy poquita todavía, te va entrando por el cuerpo. Pero no haces caso: a estos les metemos de seis parriba, segurísimo.

Y entonces ocurre que el Shakhtar en su primera aproximación mete un gol. Muy buen gol, por cierto. Y entonces la realidad empieza a llamar a tu puerta, aunque de nuevo sigues sin hacerle caso. Bueno, miento de nuevo: algo de casito si que empiezas a hacerle. Ya no te hace la misma gracia que se sigan fallando tantas ocasiones. Aplaudes la jugada, pero menos. Y así llegas al descanso.

Te resistes a pensar que nos puedan empatar y durante el descanso centras tu atención y la conversación en otras cosas: que si las obras, que si el césped, que si el Sevilla va palmando y qué putada que echen a Lopetegui, que si el clásico que se avecina, que si Athenea, que si Weir, que si Iker Bravo, que si el Facu, que si … lo que sea con tal de seguir negando la realidad: no le hacemos un gol al arco iris y como no lo arreglemos esto pronto hoy lo vamos a pasar muy mal.

(www.realmadrid.com)

Y comienza la segunda parte y esa realidad que has estado negando va comiéndose a las expectativas hasta dejarlas reducidas a la nada. Pasas del vamos a meterles seis, al a ver si metemos el tercero para tener un poco de tranquilidad y al que no nos empaten y conseguimos acabar la jornada con nueve puntos.

Es el periodo de los lamentos, de echarte hacia atrás y mirar al techo, de llevarte las manos a cara, de mirar de un lado a otro buscando una explicación y de caer en brazos del baile de San Vito en forma de taconeo constante de ambos pies. Y de pensar, de malpensar mejor dicho, qué estaría pasando si el rival tuviese un poquito más de entidad.

Total, que recibes el pitido final con una mezcla de alivio y consuelo (aprovecho para enviar un saludo afectuoso a mi suegra) y con unas ganas tremendas de olvidarlo todo y de relegar al último rincón del cerebro todas aquellas expectativas que te habías formado dos horas antes y que ahora la realidad, que por lo menos no ha sido cruda, se ha encargado de tirar por tierra.

En resumen: victoria, tres puntos, nueve en tres partidos, líderes de grupo y …. y lo dejo ya que otra vez estoy empezando a escribir el cuento de la lechera. Próxima parada el sábado en Getafe a las 21.00 horas en la octava jornada de Liga. La Champions volverá el martes a la misma hora, partido en el que devolveremos la visita a nuestro rival de hoy. Por aquí te lo contaré. Nos leemos.

(www.realmadrid.com)

Categorías:Fútbol

Etiquetado como:,,