Llegó el día. Te vas, otra vez, y van dos.
Podría pensarse que después de este segundo abandono los atléticos estaríamos enfadados. Pero no. Nada más lejos de la realidad.
Estamos orgullosos de que nuestro niño haya crecido y le deseamos lo mejor. Y entonces únicamente recordaremos lo bueno, lo bien que nos hace sentir cuando besa el escudo, su escudo, cuando mete un gol o cuando simplemente salta al campo.
Te vamos a echar de menos, Fernando.
De todas formas si algo tenemos claro es que no hay dos sin tres y que sabemos que volverás a casa, tarde o temprano, pero volverás.