
Eric G., Yamal y Raphinha (2)
Las cosas muertas pueden ser arrastradas por la corriente, sólo algo vivo puede ir contracorriente. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este minúsculo rincón de madridismo. Lo primero, nobleza obliga, mi enhorabuena al Barça por el título de Liga 2024-25. Ha sido el mejor equipo a mucha distancia del segundo, y no hablo sólo de los puntos, que también, sino de la sensación de que este año no han tenido rival. Y en eso, en lo de no tener rival, ha contado con nuestra inestimable colaboración. Enhorabuena a la parte culé de mi familia. Volveremos el año que viene.
Y respecto al partido de hoy decir que no ha sido más que el fiel reflejo de nuestra trayectoria esta temporada: un quiero y no puedo, un lo intento (poco) y no llego, un me equivoco y sigo incidiendo en el error y un corrijo lo que está mal cuando ya es demasiado tarde. Dicho de otra forma: demasiado poco para hacer frente a este Barça.

Venga, a ver qué te puedo contar. La crónica de hoy contiene trazas de una serie de notas que fui tomando anoche mientras esperaba mi turno en el trabajo (sí, estuve currando, es lo que hay) y que, no es por presumir, se han cumplido casi en su totalidad y del sufrimiento por volver a casa con otra desilusión más.
Reflejan la fatiga propia del que intuye lo que puede pasar (es sólo intuición, no sé tanto de fútbol, como ya te habrás dado cuenta si te pasas por aquí habitualmente) y del que certifica que sus temores son más que ciertos. Esto también es lo que hay. Vamos al lío.
Plantilla
No se puede explicar lo que ha sido esta temporada en general y el partido de hoy en particular si no tenemos claro que la gestión de la plantilla ha sido entre desastrosa y calamitosa. Incluso me atrevería a decir que alguno podría ser llevado ante un juez acusado de prevaricación. Jugarte la Liga contra el Barça y presentarte en Montjuic con la defensa con la que nos hemos presentado, es para que alguien acabe en la cárcel. Lo siento por Courtois, porque él no se merece tamaña afrenta.

Y, sí, efectivamente, tan culpable es la Directiva como el cuerpo técnico. Porque una cosa es gastarse la pasta en medianías cuyo único fin es engordar la cuenta corriente del representante de turno, y otra muy distinta hacer dejadez de tus funciones. Una cosa es tener un once tipo y otra distinta es no fiarte de los jugadores que tienes.
Porque no se trata sólo de fichar, se trata de saber también hacer uso de tus recursos. Por ejemplo, de verdad que no sé cuánto cuesta mantener nuestra cantera, me imagino que será una pasta considerable, pero si ese gasto no da para tener en alguna categoría a un lateral derecho que lo pueda hacer mejor que Lucas Vázquez, mejor será cerrar Valdebebas y dedicar los terrenos a otras cosas más productivas.
El partido
Te decía antes lo de las notas que fui tomando anoche. Una de ellas hacía referencia a que si la defensa iba a ser la que se preveía, luego no nos podríamos extrañar de que Lamine y Raphinha fueran los mejores del partido. Porque si a su categoría y estado de forma actual le unías lo que iban a tener enfrente, pues blanco (es un decir) y en botella.
También anoté que muchas de nuestras opciones dependerían de saber si habíamos aprendido la lección de la Final de Copa. Dicho de otra forma: de saber si habíamos decidido jugar o no al fútbol. La previsible alineación hacía pensar que sí, que algo sí habíamos aprendido, pero, claro, una cosa es querer y otra muy distinta, poder.
Y el caso es que el partido comenzó muy bien, de la mejor manera posible, me atrevería a decir. Parecía que por fin habíamos entrenado cómo enfrentarnos a una defensa tan adelantada como la culé (ya era hora, claro) y las acometidas de los nuestros generaban peligro con cada ataque. Total: quince minutos y cero a dos en el marcador. Pero el caso es que no acababa de estar a gusto. No sé explicarte el porqué, pero, como suele decir mi amigo Richi, no acababa de gustarme cómo cazaba la perrita.

Y todo porque básicamente el problema está en que no tenemos un equipo formado, un equipo hecho y derecho. Un equipo que sepa leer las distintas situaciones que se van dando durante un partido y que sea capaz de actuar en función de ellas. Un equipo que tenga claro lo que quiere y cómo lo quiere. Es decir, un equipo que tenga un plan de partido claro y que sepa cómo ejecutarlo.
También es importante tener un equipo que no se venga abajo a la primera dificultad. Un equipo que no permita que le metan cuatro goles en los treinta minutos siguientes. Y gracias que sólo fueron cuatro, claro. Un equipo que no necesite que Fede Valverde se dedique más a achicar agua y arreglar desaguisados que a generar juego. En resumen: un equipo tra-ba-ja-do.
Y, claro, es también muy importante que Lucas Vázquez se limite a representar su show humorístico, porque gracia tiene un rato, las cosas como son, en casa y no lo vaya enseñando al mundo entero. Que hay veces en que es mejor mantener según qué cosas en la intimidad del hogar, no sé si me explico. Y el entrenador, mirando sin actuar. No sé qué es peor, la verdad.
Y otra cosa más: además de la Directiva y el cuerpo técnico, algunos jugadores tienen que hacérselo mirar porque muchos han demostrado hoy una falta de interés y amor propio que igualmente ha bordeado la prevaricación. El partido de hoy de Dani Ceballos, Jude Bellingham y de Arda Güler ha sido para enviarlos a los tres a galeras.
Me fastidia (con j) sobremanera en el caso del turco porque hoy ha desaprovechado una oportunidad de oro para dar un golpe sobre la mesa y demostrar de lo que es capaz. Porque como bien nos dice el refranero español, tan certero siempre, una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo. Y como suele decir mi amigo Pedrín, que no es tan certero como el refranero pero sí que suele acertar de vez en cuando, lo bueno hay que mostrarlo ante los rivales fuertes, que hacer un partidazo contra un equipo pequeño está al alcance de casi cualquiera.

Y por último y teniendo en cuenta que ya lo he hecho en innumerables ocasiones anteriores, comentarte que no voy a meterme más con Ancelotti. Sólo recordar que su incapacidad para formar un equipo y gestionarlo adecuadamente (cuando se suponía que era precisamente su fuerte) nos ha llevado a la surrealista situación de que aun estando en juego las pocas opciones que teníamos de engancharnos a la lucha por el título de Liga, de lo que más se ha hablado es de su marcha y de la necesidad de que ésta suceda cuanto antes.
Honor para Carletto por todo lo que nos ha dado, que ha sido mucho y muy bueno. Que esta temporada de mierda no empañe toda su trayectoria con nosotros. De abuelo a abuelo: que le vaya bonito … pero lejos, a ser posible. Por favor y gracias.
Acabando
Total, otro título que perdemos por el camino y que nos deja otra vez la misma frase de siempre: no es el qué, que también, es el cómo. No se puede ganar siempre (ya echabas en falta la perogrullada del día, ¿verdad?) pero sí se puede y se debe competir hasta el final. Se puede y se debe jugar mejor al fútbol. Se pueden y se deben hacer las cosas mucho mejor.
Dicho lo cual otras de mis notas de anoche y que se ha visto refrendada en el grupo de whatsapp de mis amigos hacía referencia a la necesidad de no querer ahora quemarlo todo. De que resulte que nadie vale, que nadie tiene nivel Real Madrid, que hay que quemar las naves y construir un barco totalmente nuevo. No, no se trata de eso.
Se trata de volver a hacer las cosas con sentido. Se trata de dar el poder de la parte deportiva al entrenador, sea Xabi Alonso o su prima. Se trata de dejar claro a los jugadores quién manda. Se trata de agradecer los servicios prestados a los que ya no dan el nivel y sustituirlos por otros. Se trata de implicar más a la cantera. ¿Sigo?
Se trata de no racanear, que no es lo mismo que derrochar, y fichar para apuntalar defensa y centro del campo. Se trata de que los dineros estén también sobre el césped y no sólo en las vigas, en las lamas y en las cerchas. Se trata, en definitiva, de que volvamos a encontrar el equilibrio entre lo deportivo y lo comercial. Ya hemos visto que sabemos hacerlo, sólo hay que ponerse manos a la obra.
Y nada más por mi parte. Voy a lamerme las heridas con un chupito de Jack Daniel’s mientras hago la cena, que hoy me toca a mí y el personal en casa ya tiene hambre. Todavía quedan tres partidos que, como siempre, te contaré por aquí. Nos leemos.

Te dejo con el resumen del partido.
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