
Pedri, Ferrán y Koundé para el Barça
Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa. Demócrito de Abdera (460 AC-370 AC) Filósofo griego.
Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido a este minúsculo rincón de madridismo. Pues nada, qué le vamos a hacer. Unas veces se gana y otras se pierde. El fútbol es así. No hay enemigo pequeño. Hay que seguir trabajando. Despertamos algo tarde. Todavía tenemos la posibilidad de ganar dos títulos. En definitiva, fútbol es fútbol. Venga, elije tu frase, límpiate las lágrimas y tira pa la cama.

Por el contrario, si eres de los que le gusta los análisis digamos que un poquito más completos, quédate un rato por aquí y sigue leyendo. A ver si consigo que te vayas pa la cama aún de más mala leche. Vamos al lío.
Perder
Lo primero: no hay derrotas más o menos dolorosas cuando de una final de se trata. Se gana: pues bien. Se pierde: pues una mierda pinchá de un palo. Ganas: eres el Rey. Pierdes: eres una rata. Ganas: a celebrar. Pierdes: a dormir calentito. Y ya está. Si llevamos media vida diciendo que las finales no se juegan, si no que se ganan, pues ahora que palmas toca apechugar y joderse.
Que sí, que vale, que el equipo ha dado la cara y todas esas cosas. Hombre, me cago en m i vida, es que sólo faltaba que hubiésemos a Sevilla a conocer la Giralda y a dar un paseo en coche de caballos por el centro de la ciudad. ¿El equipo ha competido? Sí, en cuanto Ancelotti ha recuperado la cordura. ¿Ha cometido errores de principiante? También. ¿Pesa más lo segundo que lo primero? No te quepa la menor duda.

Sí, amigos, Ancelotti y la cordura … esa historia de amor que no sabes como empieza, dudas sobre como se desarrollará y no tienes ni idea de como va a acabar.
Ancelotti
Más de uno me ha discutido emi posicionamiento con el míster. He recibido en los últimos días más collejas por este tema que las que me daba Don Isolino en el colegio de pequeño. Las acepto, claro, cada uno tiene su opinión (que para eso estamos en el paraíso de la libertad y las cañas) pero es que hoy, una vez más, la realidad, tozuda como ella sola, me ha vuelto a dar la razón.
Voy a ser claro: la alineación de hoy ha vuelto a ser la constatación de que Carletto ha perdido el norte y que debería ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Sólo desde ese prisma, se puede entender que pusiera sobre el campo a Lucas y a Rodrygo, posiblemente los dos jugadores en peor forma de la plantilla ahora mismo.
Sólo le disculpo en el caso de Mendy. Si realmente tenía el alta médica y estaba en condiciones para jugar yo también le habría sacado. Pero, claro, visto lo visto, es cuando menos cuestionable que el francés realmente estuviera al 100% para poder hacer frente a las acometidas de los rivales. Ocho minutos ha durado la criatura sobre el césped. Sin comentarios.
Jugar al fútbol
Eso sí, hay una cosa en la que Ancelotti sí que suele hacerlo más o menos bien: rectificar sobre la marcha sus propias decisiones y, en la mayoría de las ocasiones, acertar. Después de una primera parte infame en la que estuvimos a merced del Barça y en la que pudimos acabar con algún gol más en contra, llegó la reacción desde el banquillo para la segunda parte.
Quién nos iba a decir, qué cosas tiene la vida, que juntar a los buenos y apretar un poco, es decir, que jugar al fútbol, nos iba a venir bien. Quién iba a pensar que es mejor tener el mando que ser el mandado. Quién iba a esperar que ir a por el partido es mejor que esperar a que el partido venga a por ti.
Qué cosas tiene el fútbol: mover la pelota, desmarcarse, tener profundidad por las bandas y morder para recuperar el balón cerca de la portería rival, es más efectivo que acunarse en tablas, soltar el patapúm parriba y rezar para que los Dioses nos sean favorables. Jugar al fútbol es mejor que no jugarlo. Cada día me sorprendo más, la verdad.
Errores
A ver, intento explicarme antes que nada: no hemos perdido por dos errores puntuales, por muy groseros que hayan sido. No es habitual ver a Courtois fallar de forma tan clara ni tampoco ver a Brahim desentenderse de la pelota en vez de ir a por ella. Pero el caso es que esos errores se han producido, y hemos pagado un precio muy caro por ellos.

Permíteme que intente analizar el caso del tercer gol del Barça, que a la postre ha sido el definitivo. Todo parte de una pérdida de balón en la zona intermedia entre la línea del área grande y la del medio campo. Lugar en el que tenía que estar Tchouaméni … si no fuera porque la lesión de Rudiger le había obligado a volver al centro de la defensa.
Cuando hablamos de negligencia en la confección de la plantilla, y aquí la culpa principal es, lógicamente, de la Directiva, Florentino incluido, claro; hablamos también de estas cosas. Hablamos de que tienes que quitar a tu mejor hombre en el centro del campo para tapar un hueco en defensa porque no tienes un especialista en esa posición que llevarte a la boca.
Así, por detalles como este, se pierden finales. Y porque el rival, que no es manco, claro, sabe aprovecharlos perfectamente. Y tú te quedas con cara de bobo sin aparentemente saber por dónde te ha venido el golpe. Pero sí que lo sabes, vaya que sí. Sólo queda el consuelo de esperar que esto no vuelva a repetirse cuando se confeccione la próxima plantilla y se sea más ágil y efectivo para corregir posibles contingencias que en forma de graves lesiones vengan a visitarte.
Jugadores
Como en la viña del señor, hemos tenido de todo. Algunos que salen señalados por lo malo y otros que lo son por lo bueno. En el primer grupo metería a Lucas (no creo que debe añadir más sobre los motivos), Rüdiger (más preocupado de la pelea barriobajera que de hacer bien su trabajo), Vini Jr. (ha perdido la chispa y sin eso su rendimiento baja considerablemente) y sobre todos ellos, Rodrygo.
Lo del brasileño es digno de estudio. No recuerdo una bajada de rendimiento tan grande en tan poco tiempo. Es el prototipo del chiste (malo) del funcionario: aprobó la oposición, tomo posesión de la plaza y a dormir. Un cafelito por la mañana, pasear papeles a lo largo de la oficina resoplando porque fíjate la de cosas que tengo que hacer, trabajar un poquito (tampoco mucho) para disimular y así hasta el próximo partido.

Y todo ello consentido y premiado por el cuerpo técnico, claro. Porque no hay forma de sacarle de la titularidad ni con agua caliente. Siguiendo con el símil (malo) funcionarial pareciera que o bien es el enchufado del jefe o bien sigue en su puesto porque conoce oscuros secretos que puede sacar a la luz en cualquier momento de debilidad. En fin, él sabrá lo que hace, pero así no va a ninguna parte.
En el lado bueno incluyo a Tchouaméni, Valverde y Arda Güler. Lo del turco también es para que alguien se lo haga mirar muy seriamente. Hemos estado muchos partidos llorando por la ausencia de Ceballos (otro al que hoy también habría que echar de comer aparte) cuando resulta que teníamos a Arda dispuesto y preparado para esa función.
Que una cosa es que los aficionados no lo intuyésemos, porque al fin y al cabo es más fácil que te toque la primitiva que verle jugar. Pero, hombre, que esto no lo haya visto antes el cuerpo técnico que está con él tooooodos los puñeteros días, pues qué quieres que te diga, también está cerca de la prevaricación.
Acabando
Antes que nada que no se me olvide un comentario: la actitud de Rúdiger hoy ha sido, y estoy siendo muy suave, bastante lamentable. Lo ha sido su partido, como he dicho antes ha estado más preocupado de la guerra de guerrillas que de hacer bien su trabajo. Y lo ha sido también su actitud final con el lanzamiento de la botella al árbitro incluido.
Una cosa es hacer la gracia, y mira qué zumbado está, pero qué gracioso es, y tal y tal. Y otra cosa es su inexplicable e imperdonable comportamiento al final del partido. Y aquí no sirve de eximente la tensión del mismo. No, su comportamiento ha sido simple y llanamente indigno, indecoroso e infame. Otro que se lo tiene que hacer mirar, y mucho.
Y nada más. Nos queda la Liga (que está bastante difícil, las cosas como son) y el torneo ese nuevo a final de temporada. Bueno, ya sabes que la esperanza es lo último que se pierde (prometo que esta será la última perogrullada por un tiempo) y que hasta el rabo todo es toro (esto para que veas lo poco que tardo en incumplir mi propia palabra).
En fin, dejémonos de zarandajas: la derrota de hoy jode bastante aunque en esta ocasión pese el qué más que el cómo. Pero que, insisto, no deja de ser una derrota dura que por lo menos a mí me va a dejar unos días bastante desanimado. Espero que se me pase pronto.
Nos volvemos a leer después del próximo partido. Te recomiendo vinagre para las heridas y dulce azúcar al final. A reflexionar y a levantarse, no queda otra.

Te dejo con el resumen del partido.
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