Fútbol

Champions League 2024-25 – Fase Liga – Octavos – Ida – Atlético de Madrid – Estadio Santiago Bernabéu

Goles de Rodrygo y Brahim
Julián Álvarez para el Atleti

El autor que ha alcanzado fama, corre el riesgo de verla disminuir, tanto si sigue escribiendo como si deja de hacerlo. Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.

Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este pequeño rincón de madridismo. Mira, te lo voy a decir antes de nada para quitarme el peso de encima: qué partido de fútbol más malo nos hemos cascado, me cago en mi vida. Qué ganas de saltar al césped y agarrarlos de la pechera uno a uno y decidles ¿queréis espabilar de una puñetera vez?

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He visto partidos de jubilados contra pensionistas con más ritmo, más presión sobre el balón y más movimiento. Únicamente en dos acciones puntuales, una en el minuto cuatro y otra en el cincuenta y cinco, hemos metido algo gracia: un desmarque por aquí, un pase en profundidad por allá, un quiebro, un remate a la escuadra, un poco de picardía y otro remate a ras de suelo y pegadito al palo. Sí, efectivamente, los dos goles.

En fin, vamos al lío.

Jugar andando

Dos buenas acciones en noventa minutos, pues qué quieres que te diga, es muy poco. Sí, vale, que hemos ganado, que nos vamos con ventaja al Riyadh Air y que raro será que volvamos a perpetrar otro esperpento como el de hoy. Sólo te digo que eso mismo pensábamos antes del partido contra el Betis y mira cómo acabó la cosa. De verdad que no sé qué pensar de todo esto.

Eso sí, si yo fuera Ancelotti correría raudo y veloz a la Oficina de Patentes y Marcas para registrar y patentar lo que vengo en llamar «Jugar andando» que junto con la famosa «Defensa por aproximación» estoy seguro que me haría tremendamente rico. Y es que el juego de los nuestros por momentos llega a ser algo más que desesperante.

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El balón va circulando de una banda a otra sin mayor intención que la de mantenerlo en nuestro poder, con los jugadores estáticos, cada uno guardando su posición, esperando el pase como el que espera que llegue el cartero. Ningún desmarque de ruptura (el único que hicimos acabó en gol), ningún movimiento de apoyo al compañero y nada de pedir el balón al espacio: todo al pie y a poder ser, flojito.

Y luego está lo de siempre: la falta de sangre para ir a por el contrario cuando lo tienes medio grogui. Metes un golazo en el minuto cuatro, que es la forma con la que sueñas empezar siempre un partido, dejas al rival intentando adivinar por dónde le ha venido el guantazo y en vez de ir a por el segundo, te echas para atrás y te pones a verlas venir.

Y lo que normalmente ves venir es que el rival se rehace, toca la pelota, se mueve, se apoya, salta tu primera línea de presión con la misma facilitad con la que abres un botellín, se planta delante de tu área y comienza a tener oportunidades. Y, claro, la cosa acaba como tiene que acabar: con un gol en contra. Y gracias que sólo te metan uno.

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Bueno, en honor a la verdad tengo que decirte que esto es de aplicación a todos los jugadores excepto a uno: Brahim. El malagueño se desmarca, se ofrece al compañero, presiona, lucha y por momentos levanta al público de sus asientos. Y encima por el camino va dejando constantes goteos de su calidad, porque la lucha y la belleza son cosas perfectamente compatibles.

Hoy ha tenido su premio en forma de golazo que nos ha dado la victoria y ha obtenido así su premio a haber sido el mejor no sólo del equipo si no que me atrevería a decir que incluso del partido. Y no es el único premio que ha obtenido: como gratificación a su incansable labor, el miércoles va a ser recompensado con un excelente sitio en el banquillo. No todo el mundo puede presumir de tener vistas excepcionales en un partido como el que se viene. Enhorabuena.

Animar

Déjame que haga un inciso para contarte una anécdota y es que me ha hecho gracia mi vecino de grada de hoy.

El chaval ha cantado y ha gritado el himno a todo pulmón, ha soltado por la boca todo tipo de improperios, ha protestado cada decisión arbitral en contra y no había forma ni manera de que se estuviera sentado. En una jugada que el árbitro ha pitado falta de Vini, que la era, se ha vuelto fuera de sí y le he comentado, sin mayor intención, que sí era falta y que guardara las fuerzas para cuando se necesitaran.

El caso es que le ha sentado un poco mal (le he pedido disculpas al chaval, más no podía hacer) y me ha soltado que el problema está en que los «habituales del Bernabéu no saben animar«. Me ha hecho gracia, la verdad, le he vuelto a pedir disculpas, hemos chocado las manos y hemos seguido cada uno con lo nuestro. Ya me conoces y sabes que discutir por tonterías … lo justo.

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¿Qué por qué te cuento esto? Porque el hecho cierto es que le ha durado la fuerza hasta el minuto veinte, aproximadamente. Y no por falta de energía, la juventud tiene para eso y más, qué envidia, las cosas como son; el problema ha sido que el equipo le ha enfriado. Tanta lentitud, tanta parsimonia, tanto mover la pelota sin que pase nada al final ha tenido un efecto narcótico imposible de curar.

Porque por mucho ímpetu e interés que el aficionado ponga, por mucho que te dejes la garganta y esté a punto de salirte el corazón por la boca, y de todo esto en un partido de Champions hay de sobra, si el equipo no pone de su parte, se te quitan las ganas hasta de comerte el bocata en el descanso.

Acabando

En fin, que te puedes quedar con que a pesar de todos los pesares, a pesar de movernos como un tractor estropeado, a pesar del preocupante estado de forma de Vini y Mbappé y a pesar de que Mendy se empeñe en poner a prueba la resistencia de algunos marcapasos … pues ahí estamos, dos a uno por delante y con la perspectiva de que en la vuelta no podremos hacerlo peor.

Y también si quieres te puedes quedar con que Asencio ha dado el callo, no se ha arrugado y no ha cometido un sólo error. Firme y concentrado los noventa minutos, como no podía ser menos. Saber el por qué no es titular indiscutible para Ancelotti, puede llegar a ser posiblemente uno de los grandes misterios de la humanidad.

Y un comentario para mis amigos atléticos que me consta que alguno se suele pasar por aquí de vez en cuando: qué pedazo de futbolista es Julián Álvarez. El Atleti tiene, por fin, su jugador diferencial de talla mundial, algo que ni el mejor Griezmann llegó a ser. Espero que lo vendan pronto, a Julián, no a Antoine, y así los dueños del club puedan embolsarse una buena millonada, que merecido lo tienen (guiño, guiño).

Y nada más, de momento. El próximo miércoles a las 21:00 horas, el partido de vuelta en el Riyadh Air. Volverá Jude Bellingham y espero que con él venga también la tan ansiada y esperada mejoría. Entre medias nos visitará el Rayo Vallecano en la Liga. Será el domingo a las 16:15 horas. Por aquí intentaré contártelo todo. Nos leemos.

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Aquí te dejo con el resumen del partido.

PD: mi desprecio más absoluto y mi ferviente deseo de que les caiga una bombona de butano totalmente llena encima de los pequeños güevecillos que les cuelgan entre las piernas; para los impresentables que desde la zona atlética en la grada han pitado durante el minuto de silencio en memoria de Javier Dorado, fallecido hace unos días por una leucemia. Posiblemente haya formas de ser más impresentable, pero ahora mismo no se me ocurre ninguna.

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