
Malen y Bynoe-Gittens para el Dortmund
La ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable. Pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven, tendrán siempre delante un infinito mundo de misterio. Gregorio Marañón (1887-1960) Médico y escritor español.
Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este minúsculo rincón de madridismo. Cuando empecé con este hobby me movía el ánimo de intentar contarte cosas más allá de un simple resumen de lo que había pasado. Primero porque me aburriría mucho, segundo porque te aburriría a ti y tercero porque terminaría aburriendo hasta a las ovejas … y eso no puede ser.
Eso no quita para que de vez en cuando vaya colando entre frase graciosas y otras que maldita sea la gracia, pues algún comentario recalcando alguna acción o simplemente describiendo cómo ha sido un gol. Se me nota más sobre todo cuando no sé qué contarte. Y aquí es a donde quería llegar hoy.

Porque es justo en este punto en el que me encuentro: no sé ni por dónde empezar. Y lo peor no es eso, lo peor es que me veo intentando sacar alguna frase-comentario-expresión hasta las tantas de la mañana para, al final, terminar describiéndote el tercer gol de Vini (un golazo de bandera, las cosas como son).
Así que comenzaré por lo primero que me ha venido a la cabeza nada más terminar el partido y que describe bastante bien mi estado de ánimo. Y es que, ya lo siento decirlo así, empiezo a estar …
Hasta los güevos de las remontadas
Antes de dedicarme alguna lindeza (te pido por favor que sean suaves, gracias) déjame que te lo explique. A ver, a nadie le amarga un dulce, eso está claro. Me gusta que mi equipo gane partidos, títulos y todo lo que sea ganable para seguir aumentando su grandeza. No sé si te has dado cuenta pero aquí te acabo de dejar la perogrullada del día. Cuanto antes nos quitemos estas cosas, mejor. De nada.
Y si encima esa victoria la haces sacando fuerzas de flaqueza y dando la vuelta a un resultado adverso, contra un gran rival y en tu casa … vamos, que el subidón es tal que te ves con fuerzas suficientes ya sea para obtener la fórmula de la cuadratura del círculo o para decantar una coca cola hasta conseguir descifrar su fórmula secreta.
Entonces ¿dónde está el problema, cansino de la vida? Gracias por la pregunta. Vamos con la respuesta.

Pues el problema surge al analizar qué es lo que has hecho antes para tener que llegar al extremo de necesitar de una remontada. Ahí está el quid de la cuestión. Ese es el principal problema. Es el resultado de ese ejercicio de autoanálisis el que me revuelve las tripas y el que convierte una noche fantástica en un sin vivir. Como me dijo mi buen amigo Alberto hace unos días, cada uno tenemos nuestra pedrada. Acabas de ver cuál es la mía.
Y es que no hay nada de lo que ha pasado durante los primeros 45 minutos que al recordarlo no me ponga de mala leche, me ponga de mal humor y hasta me irrite el colon. Lo que más enojo me ha provocado de todo ha sido ver en acción aquello que alguien llama defensa. Una buena defensa es lo que hacen mis leucocitos para evitar que todo este trasiego me deje para el arrastre, no lo que han hecho los nuestros hoy.
Y todo porque en el ánimo de innovar hemos inventando la «defensa por aproximación». Que inicialmente se monta y se ejecuta igual que la «defensa por acumulación», que como su nombre indica consiste en aparentar que defiendes bien poniendo a todo el equipo al borde del área, peeeero que lleva como mejora el hecho de que lo único que hacemos es ponernos al lado del rival para ver si con nuestra simple presencia se rinde y nos entrega la pelota.
Es el método Gila para hacer que los malhechores confiesen sus crímenes. Ya sabes … alguien ha matado a alguien, alguien es un asesino, y así hasta que el culpable acaba confesando su culpa por mera desesperación. Pues lo mismo pasa con nuestra forma de defender.

Nada de presionar arriba, nada de seguir a tu par cuando te supera, nada de echar una mano al compañero en caso de necesidad (excepción hecha de Fede Valverde, así acaba el hombre todos los partidos, reventao), nada de intentar anticiparse antes de que balón llegue al rival y, por supuesto, nada de ponerse delante si al contrario se le ocurre chutar a puerta … ya se ocupará Courtois de esos menesteres, que para eso está.
Desde mi posición en la grada se ve perfectamente. Se ve cómo nos dedicamos a ir girando la cabeza de un lugar a otro según vaya siendo el movimiento del balón y en función la zona por la que lo vayan moviendo. Pareciera que en vez de fijarse en balón para ver cómo podemos quitárselo al rival, lo que estamos es admirando su excelso toque de pelota.
Y así nos pasa, que nos meten un gol mientras observamos cómo hacen malabares dentro del área y nos meten otro mientras admiramos el centro, el desmarque y el remate sólo a medio metro de la línea de gol. Sólo nos ha faltado aplaudir el excelente quehacer de los jugadores del Dortmund.
Sí, llevas razón, nada más recibir el segundo gol hemos tenido dos oportunidades pintiparadas para hacer el primero, pero esta tan cacareada suerte que nos asocian de vez en cuanto, esta vez nos fue esquiva y los remates de Rodrygo primero y Jude después, terminaron estrellándose contra la madera. Y es que hay ocasiones en las que si no te lo mereces, pues no sucede.
Así, sí
De mala gana me comí el bocadillo de jamón en el descanso, deseando que llegaran sin solución de continuidad la segunda parte y el final del partido para que se acabara cuando antes el sufrimiento. Te puedo decir que eso era un sentimiento general en mi zona, hasta el punto de que te aseguro que he estado en funerales más alegres. Te lo juro por Snoopy.
La segunda parte arrancó con una mejor actitud de los nuestros. Un poquiiiiito más de presión arriba, intentando anticiparnos al rival, robando rápidamente la pelota y yéndonos con más velocidad aún hacia adelante cuando nos hacíamos con ella. Y lo que es más importante: ya se veía que Vini tenía ganas de liarla.

Y entonces, sucedió. Alguien localizó el interruptor, hizo clic y de repente se encendió la luz. Podía haber sido como el otro día en Balaídos con un pase de Modric a Vini, o uno de Jude a Rodrygo. Yo qué sé, podía haber sido algo más académico. En vez de eso lo que sucedió fue un centro de Mbappé y un remate a bocajarro de Rüdiger. Qué mejor manea de desatar la locura que con el gol de un zumbao.
Sólo un minuto después llegó el segundo del equipo y el primero de Vini, es decir, el del empate. El que teóricamente ponía de nuevo las fichas en la casilla de salida, pero eso sí, con las blancas repletas de energía. Y aunque con el 2-2 en el marcador nos permitimos tomarnos un respiro y provocar algún pequeño fuego que fue convenientemente extinguido por Courtois, de aquí al final el partido fue un monólogo de los nuestros.
Él
No puede ser otro: Vinicius José Paixao de Oliveira Júnior. El mejor jugador del mundo le pese a quién le pese. Y no se necesita ningún Balón de Oro para saber y aceptar esto. Es una fuente inagotable de regates, velocidad, desparpajo, precisión y, por si eso fuera poco, gol. El ejemplo lo tenemos en el segundo de su cuenta particular, cuarto del equipo.

Ha cogido el balón cerca de nuestra propia área, pegadito a la banda como a él le gusta. Ha iniciado la carrera con el balón pegado al pie y ha acelerado de tal forma y ha tomado tanta velocidad que ni siquiera el defensa que venía ya en carrera ha podido cogerle, y ha terminado por desistir en su persecución.
Ha dado 8 toques al balón mientras lo conducía de manera magistral hasta que se ha plantado en el borde del área rival para desde ahí soltar un zapatazo con la pierna derecha que se ha colgado irremediablemente en la portería alemana. Gol para ver en bucle una y otra vez.
Se ha echado al equipo a la espalda cuando más se necesitaba, ha contagiado del entusiasmo a sus compañeros y a la grada, ha hecho lo que ha querido con cualquiera de los defensas que le han intentado parar y se ha llevado para casa un hat trick como el que no quiere la cosa. En resumidas cuentas: hoy ha jugado con la chorra fuera.
Acabando
En resumen, que es inútil intentar analizar a este Real Madrid. No hay una argumentación lógica que explique por qué ha pasado lo que ha pasado en la primera parte y por qué ha terminado pasando lo que ha pasado en la segunda. No lleva a ninguna parte siquiera intentarlo. Lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar, aceptar el enfado previo y disfrutar con la alegría final.
Superado este primer trago de la semana queda prepararse para el trago gordo, el que vendrá el sábado con la visita del Barça. Como es prácticamente imposible siquiera intuir cómo se van a comportar los nuestros, lo único que puedo pedir es que el final sea el mismo … aunque para ello tenga que tratarme una úlcera de estómago en el descanso. Al final yo también me rindo ante el poder de una buena remontada.
El partido será a las 21:00 horas y como siempre por aquí te lo contaré. Nos leemos.
Nota final para quién corresponda en el club: por favor, no hagamos más tifos. Está claro que no es lo nuestro. Gracias.

Categorías:Fútbol
