Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante. Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.

Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este pequeño rincón de madridismo. Quizá haya sido un gato negro que estaba dando una vuelta por Concha Espina, o es posible que nos haya caído una maldición en forma de mal de ojo, o también pudiera ser que algún espejo del vestuario se hubiera roto o que entre tanta obra en el estadio alguien se hubiera dejado una escalera abierta y los nuestros hubieran pasado por debajo.

El caso es que sea por lo que fuere, lo que en general había sido un partido correctito de los nuestros, con sus luces y sus sombras (luego te contaré, pero ha habido más de lo segundo que se lo primero), pero con algo de mejoría respecto a los últimos encuentros (sí, ya lo sé, hoy estoy rumboso), acabó como el Rosario de la Aurora.

En fin, vamos al lío. Intentaré seguir un orden cronológico.

El partido

Como te comentaba, con luces y sombras. Comenzamos el partido dormidos, para no perder la costumbre. Con el Villarreal dominando y los nuestros acunados en tablas. Por momentos aquello se parecía más a los minutos finales de una eliminatoria en la que tenemos una exigua ventaja que defender que al comienzo de un partido en tu propia casa.

Cuando teníamos la pelota la cosa era aún peor. Lentos hasta decir basta, como si estuviésemos fatigados, otra vez parecía que era el final de un partido y no su inicio. Me recordaba a mi madre cuando cada vez que me despertaba para ir al colegio me decía que parecía que había nacido cansado. En todo momento el Villarreal ha estado cómodo, sin verse agobiado y obteniendo siempre y sin mayor dificultad una vía para saltarse la mínima presión que de vez en cuando intentábamos.

Sólo cuando el balón llegaba a las botas de Vini se veía algo de velocidad, algo de mordiente, algo de irse hacia adelante y algo de desborde. El brasileño se ha cansado de encarar e irse de su par que sólo le podía parar con faltas. Ha sido la negligencia arbitral la que ha evitado que Kiko Femenía acabara expulsado.

Ni siquiera el gol de Fede (no me digas que no ha tenido un poco de justicia poética que fuese justo Álex Baena el que con su desvío ayudara a que el gol superara al portero amarillo) nos dio la tranquilidad necesaria para afrontar el partido de otra forma, hacernos con el mando y proponer algo más que soltarle los balones a Vini y rezar para que inventara algo. Pues que si quieres arroz.

La segunda parte fue más de lo mismo. Un poquito más de velocidad en la circulación de la pelota, tampoco mucho, no te creas, y algo más fuertes en defensa con menos sufrimiento que en la primera parte. Y, Vini, claro, siempre Vini. Omnipresente cada vez que pasábamos del centro del campo. Principio y final de todo lo bueno de nuestro equipo, hoy como ayer, hoy como siempre.

Nombres propios

Vini. Su gol fue un prodigio de técnica: recepción y control orientado todo en uno con la zurda, un primer toque largo con la derecha para limpiarse al defensa que venía por detrás, un segundo toque más corto y con la misma pierna para acomodarse el balón a la distancia ideal, y un derechazo descomunal para superar al portero rival. Pero, oye, que todavía hay gente que le niega el pan y la sal.

Camavinga. No tengo palabras para expresar lo mucho que le hemos echado de menos. Sus ganchetopies son capaces de llegar a cualquier sitio para robar la pelota al contrario. Su sustitución sólo es entendible desde el punto de vista de no estar aún en forma después de la lesión y con el ánimo a cuidarle un poco; porque en circunstancias normales el cambio tenía que haber sido Tchouaméni.

Fede Valverde. Está dejando de ser noticia que el charrúa vuelva a hacer un muy buen partido. Incansable en la presión pero desgraciadamente sin mucho acompañamiento. También en su haber que siga intentando el disparo de larga distancia una y otra vez. Otro gol hoy de muy bella factura que se lleva para el zurrón.

El horror

Lesionarte de extrema gravedad con el partido acabado, en una jugada sin trascendencia y sin poder echarle la culpa a nadie más allá de la mala suerte. Los gritos de dolor y el llanto de Dani Carvajal retumbaron en el estadio gracias, entre otras razones, a que estábamos todos mirando la escena incrédulos, callados y con las manos en la cabeza sin dar crédito a lo que estábamos viendo.

Mala suerte, fatalidad, infortunio, desdicha, desgracia, hecatombe, tragedia o calamidad. Llámalo como quieras, pero al final lo que queda es que perdemos para toda la temporada al mejor lateral derecho de Europa y al líder espiritual del vestuario. Sólo queda desear que la recuperación sea total y que la temporada que viene vuelva, si cabe, mejor y aún más fuerte.

Ahora que se abrirá la caja de pandora para debatir sobre si merece la pena fichar a un sustituto y comenzarán a salir nombres por cada esquina, permíteme que aproveche para poner en valor a alguien que ya no está pero que durante muchos años ha sido el mejor taponador de agujeros que hemos tenido. Porque llegados a este punto es posible que ahora echemos más de menos a Nacho Fernández que al mismísimo Toni Kroos.

Acabando

En fin, que hemos acabado el partido con muy mal cuerpo, peor que el tenía los domingos por la mañana después de una noche de sábado subidita de copas y con mi madre insistiendo en que bajara a por el pan. Debe ser de esa época de la que me viene mi natural pereza a salir de la cama.

En fin, que la vida sigue porque este circo no para y más nos valdrá tomar conciencia cuanto antes y dedicarnos a seguir sacando adelante los partidos … y a mejorar un poquito el juego, que falta nos hace. Ahora toca el tradicional parón de selecciones tras el que llegarán sin solución de continuidad el Celta en Balaídos y el Dortmund y el Barça en casa.

¿No querías caldo? .. pues eso. Por aquí te lo contaré. Nos leemos.

Aquí te dejo el resumen del partido.