Fútbol

Champions League 2023-24 – Final – Borussia Dortmund – Wembley – La previa

La esperanza y el temor son inseparables y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor. François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.

Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este excitado casi siempre, angustiado a veces, inquieto de no parar un momento, histérico al punto de gritarle a la televisión, cansado de estar intranquilo, exaltado ante la perspectiva de otra final, perturbado hasta el punto de casi salir del Mercadona sin pagar, convulso deseando que lleguen las nueve de la noche y tembloroso sólo de pensar en lo que me espera; rincón de madridismo.

El caso es que paseando hoy por Twitter (sí, yo también me niego a llamarlo X) había infinidad de tuits preguntando si teníamos una rutina para días como el de hoy, si éramos supersticiosos y si siempre hacíamos lo mismo. Ya sabes que todo resulta poco cuando se quiere influir en un acontecimiento. Y lo que resulta es que me he dado cuenta de que no tengo ninguna rutina/amuleto/talismán/fetiche para estas ocasiones.

Hasta donde mi memoria alcanza no recuerdo haber repetido ninguna práctica en las finales que ha jugado nuestro equipo más allá de coger una cerveza y esperar el comienzo del partido. He visto finales en casa, en el bar e incluso una la acabé sólo escuchando el final en la radio del coche. Siempre en cada final he hecho algo nuevo y distinto. Esta vez no podía ser menos.

Por tanto y toda vez que la falta de rutina parece ser que es mi amuleto, voy a aprovechar este minúsculo foro para contarte alguna cosita. Espero que no te moleste y que no afecte a tus costumbres. Lo he llamado …

Estás fatal, y no es de ahora

El día en que el Real Madrid juega una final de Champions no es un día cualquiera (comenzamos con la primera perogrullada para no perder la costumbre). Hay que estar muy atento porque cualquier mal paso, comportamiento equivocado o quehacer erróneo puede terminar influyendo en el resultado final y, claro, no quieres cargar con la responsabilidad de haber sido el culpable de haber perdido una final.

Todo el puñetero día lo pasas en un sin vivir. Si te haces un café para desayunar piensas ¿no sería mejor un cola cao? Si coges unas galletas te preguntas que por qué no mejor unos croissants, y si cambias y los coges terminas maldiciendo por no haberte hecho una tostada. Entonces cortas el pan y mientras la tostadora hace su parte te quedas delante de la nevera abierta intentando dilucidar qué irá mejor para que Courtois repita la actuación de la final de hace dos años: ¿mantequilla? ¿mermelada? ¿de naranja? ¿de ciruela? ¿Y por qué he tostado pan normal en vez de usar el de molde? Total que al final terminas desayunando una tila mientras mojas en ella unas patatas fritas untadas en aceite.

Luego al igual que haces otros sábados te sientas en el sofá dispuesto a darte un paseo por twitter (me niego a llam … perdón, perdón, que esto ya te lo he dicho antes). Otros sábados lo has hecho y el día ha acabado bien, ergo … ¿por qué no tendría que pasar lo mismo hoy?. Claro que otros sábados no hay finales de Champions. Madre mía, esto es un sinvivir continuo y constante.

En fin, de perdidos al río. Me meto en twitter (me nie … bueno, tú ya sabes lo que quiero decir) y por una vez el algoritmo se porta bien con lo que me muestra: todo es blanco, reluciente y lleno de esplendor. Vídeos de gente pasándolo en grande en la fan zone, memes por doquier, risas por el mismo doquier ese, repartidores de #CD, algún infiltrado intentando que nos confiemos, alegría, alboroto y otro perrito piloto.

Al cabo de una horita larga me acuerdo de que los sábados es día de zafarrancho general en casa. Ya sabes: lavadoras, secadora, tendedero, lavavajillas, limpieza general, bajar al Mercadona a hacer la compra, colocarla luego en su sitio y planchar las camisas para la semana que se avecina. Y me pongo manos a la obra, no porque tenga ganas, la verdad te digo, si no porque no vaya a ser que por no hacerlas vaya a aguarle el último partido al bueno de Kroos. Tranquilo, Toni, que por mi parte no vas a tener ningún problema.

El problema está en que mientras haces todo esto tu mente de vez en cuando va tomando decisiones unilaterales (vamos, que va a su puñetera bola) y va mezclando imágenes, de tal forma que hay momentos en que no sabes qué estás haciendo. Mezcla el detergente del lavavajillas con la cara de concentración de Rudiger, a la bayeta amarilla con Mendy haciendo una ruleta al borde del área para salir de la presión, a la fregona con Vini en carrera sorteando contrarios y al limpiacristales con Bellingham abriendo los brazos.

¿Qué sentido tiene esto? Ninguno, ya te lo digo yo. Y también te digo que esto va a acabar mal, muy mal (me refiero a mi cabeza, claro). Lo único que sé seguro es que llevo gastada ya más energía de la que había sido capaz de recargar durante la noche. Efectivamente, no es sólo que esto vaya muy mal … es que no tiene pinta de que vaya a ir mejor.

Para tranquilizarme un poco decido volver a mi sofá (con las tareas ya acabadas, eso no se perdona) y ponerme la tele. Y así, como si tal cosa, el canal que salta es uno en el que están echando el documental sobre Bernabéu. Pues nada, si la Divina Providencia ha querido que yo vea esto ahora, nada que discutir. Otro rato más de risas, perplejidad, recuerdos de la infancia (de la de mi padre, no de la mía), de la Copa de Europa, del estadio (quién lo ha visto y quién lo ve ahora) y también, por qué no decirlo, de emoción y alguna lagrimita. Este es mi Madrid, sin lugar a duda.

Y entonces ha sido cuando he decidido escribirte estas cositas, porque sí, porque hoy puede caer la decimoquinta … o no; hoy puede ser un gran día … o no; puedo acabar como una cuba nivel irme arrastrando hasta coger la cama … o no; puedo terminar rompiendo el cristal del ventanal del salón (guiño para mi familia, que tanto me aguanta) … o no; o puedo terminar discutiendo con el antimadridismo militante por whatsapp … o sí, porque hay cosas que no tienen remedio.

Y esto es lo que llevo pasado hoy cuando aún faltan cuatro horas para que comience el partido y alguna hora más para saber si hoy será el día más feliz de esta semana o el más triste del último año. Para saber si el lunes entraré por la puerta del curre alzando los brazos y haciendo chascarrillos sobre que ya estamos camino de la decimosexta o si lo haré con la mejor de mis falsas sonrisas diciendo que no pasa nada y que la temporada que viene lo intentaremos otra vez. Mis dotes de actor puestos a prueba otra vez más, quién me lo iba a decir.

En fin, que nos leemos después del partido, pase lo que pase y esté en el estado que quede. Prometido queda. Hala Madrid y nada más. ¡¡¡A por la 15!!!

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