
De Bruyne para el City
En todo aquello que vale la pena de tener, incluso en el placer, hay un punto de dolor o de tedio que ha de ser sobrevivido para que el placer pueda revivir y resistir. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Hola, qué tal, cómo estás. Bienvenido una vez más a este minúsculo rincón de madridismo. Pues nada, ya estamos aquí otra vez … en semis de la Champions, 12 de las últimas 14 posibles, que se dice pronto, de ese torneo que cualquiera puede ganar si se lo propone, basta con aplicarse un poquito durante 7 partidos, ni uno más ni uno menos. Lástima que sólo el Real Madrid sea capaz de de hacerlo con asiduidad.

La primera observación es que puedo decir alto y claro que yo sobreviví al Manchester City Real Madrid del 17 de abril de 2024. Vamos, que me han crecido y fortalecido las espaldas una barbaridad y que ya puedes echarme encima lo que quieras que no voy a inmutarme ni un poquirritín. Eso sí, como nada es gratis, ha sucedido que he comenzado el partido con 56 años y lo he acabado con unos 74 aproximadamente … jubilación is coming.
En fin, vamos al lío. A ver qué te puedo contar hoy.
Señales
A estas alturas ya sabes, o deberías saber, lo mucho que me gusta observar todo lo que me rodea y lo mucho más que me gusta llevar cada experiencia, cada situación y cada tesitura de las que me voy encontrando a mi terreno. Si además todo esto coincide con la cercanía de algún partido importante, cada pequeño acto que me encuentro se convierte automáticamente en un punto a favor de mis teorías, apuntalando y dando una razón de ser a las mismas.
Por tanto, y como no podía ser de otra forma, desde que me he levantado esta mañana hasta que me he sentado en el sofá delante del televisor, he ido recapitulando experiencias con el único fin de cargarme de razones que me hicieran sentir que hoy pasábamos de ronda sí o sí. Pero sin forzar las situaciones, todo de forma natural, que si no, no vale para nada.
De esta manera y según iba avanzando el día iba subiendo argumentos a mi autobús particular. El día ha comenzado con mi nieta celebrando su segundo cumpleaños: qué mejor razón para dar por supuesta una victoria de los nuestros (si no entiendes la relación causa/efecto, ya te aviso de que tienes un problema). He salido de casa, he llegado a Las Rozas, he dejado a mi señora en el trabajo y me he dirigido hacia la estación de tren. Y aquí ha surgido el segundo argumento: he encontrado aparcamiento a la primera en la mismísima cuesta de San Francisco, justo al lado del colegio que me acogió por primera vez. Si no ves en esto una señal, háztelo mirar.

Mientras cruzaba el puente hasta la estación me he encontrado con un señor mayor. Caminaba el hombre lenta y lastimosamente y medio encorvado. Al llegar a su altura me ha hecho una seña con la mano y me he acercado. Sólo quería saber qué tenía que hacer para llegar a la estación. Le he tendido mi brazo, se ha agarrado a él y así hemos llegado al primer destino. Me ha dado la tarjeta de Renfe y 10 euros y me ha pedido que le sacara un billete de ida y vuelta … ¿a dónde, te preguntarás? Efectivamente: a Chamartín. Las señales, amigo, son las señales. Le he acompañado hasta su andén, le he indicado qué tren tenía que tomar y me he vuelto a mi andén para tomar el mío dirección Príncipe Pío. Y de esta forma ya tenía la buena acción del día. Otra señal más a la buchaca.
El día en la oficina ha ido bien, sin sobresaltos y, eso sí, con mucha, con muchísima contención cuando comentábamos algo de fútbol. Se trataba de no hacer sangre con los compañeros indios y culés no fuera a ser que al día siguiente tuviera que arrepentirme de haber dicho según qué comentarios. Modo zen activado, sólo respondiendo cuando se me preguntaba y soltando frase hecha sobre frase más hecha aún. Fíjate que ni siquiera cuando durante la comida me he cruzado con mi amigo Richi, he hecho referencia a que Mbappé hubiera marcado dos goles en feudo azulgrana vistiendo de blanco. Contención, contención y más contención. Minipunto para mi y otra buena señal (haber vencido a la tentación) para el zurrón.
He llegado a casa con la hora pegada al culo porque me he tenido que quedar un rato más en el trabajo (toda la vida quejándome de las implantaciones a las doce de la noche y ahora resulta que me viene mal una a las seis de la tarde) y lo que he hecho ha sido agarrar la primera camiseta del armario … ¿y cuál era? correcto, la negra, con el escudo del club en blanco, el escudo de la Fifa en color oro, el número 10 a la espalda y el nombre de Toño grabado a fuego. Nada podía salir mal esta noche. Por cierto, gracias por la ayuda desde ahí arriba, Toñín.

Después de la videollamada con la nieta para desearle que haya pasado un estupendo día de cumpleaños y añadirle un buenas noches , sin más dilación, y con la tranquilidad de haber puesto todo lo que podía de mi parte, previa comprobación de que el teléfono tenía batería suficiente y de que el antimadridismo militante se había presentado vía whatsapp dispuesto a dar guerra … pues al sofá y al lío.
El partido
A ver, no te parezca mal, pero creo que además de haber visto el partido, seguramente ya habrás leído crónicas de gente más preparada y con mejor verbo que yo, que seguro te habrán desgranado de arriba a abajo los 120 minutos del partido y las 4 horas de lanzamiento de penalties. Además, no te quiero engañar, son tantas las cosas que me gustaría contarte y tan limitado mi conocimiento periodístico/escritor que ahora mismo no sabría ni por donde empezar.
Únicamente te diré, y sólo para que mi amigo Marcos se quede tranquilo, que una cosa es encerrarse atrás de forma voluntaria y encomendarse a los santos y otra muy distinta que sea el rival el que te encierre … cosa que suele pasar si tienes enfrente a un equipazo con el tremendo potencial del City. Los de Guardiola no te dejan otra opción porque si te plantas en el campo para ser tú el «encerrador» lo más normal es que te salga el tiro por la culata y te acabes llevando media docena de goles.
Lo que hay que hacer es lo que hemos hecho en el primer tiempo, más concretamente durante la primera media hora, es decir, sacar bien el balón desde atrás, intentar superar las líneas de presión con mucha paciencia y aplicando más paciencia aún para buscar un hueco por el que meter el balón en profundidad y que ahí sea la calidad de los nuestros la que haga el resto. Así ha sucedido en el gol y así podía haber sucedido por lo menos un par de veces más.
Lo de la segunda parte ha sido otra cosa, porque el City, que no sé si te he dicho ya que es un equipazo, se ha empeñado en que no pasásemos del centro del campo. No ha sido más que un tremendo ejercicio de supervivencia en el que la concentración de todos ha sido clave para que la cosa no acabara como el rosario de la aurora. Labor de pico y pala a la que se han apuntado todos sin excepción.

Si la cosa ha acabado bien ha sido porque Lunin (por fin se ha coronado en partido grande), Carvajal (tremendo su partidazo), Rudiger (un muro inexpugnable), Nacho (mis disculpas por haber dudado de usted, señor), Mendy (una roca impenetrable), Kroos (inteligencia y pausa), Fede (a estas horas aún sigue corriendo buscando algún compañero al que ayudar), Camavinga (por momentos fallón, pero siempre dando la cara), Jude (otro que no se esconde nunca), Vini (otra asistencia más para su colección), Rodrygo (máximo goleador del equipo este año en Champions), Modric (disfrutemos cada minuto que juegue como si fuera el último), Brahim (intentando sacar petróleo de cada balón que le llegaba), Lucas (emulando el penalti que tiró en San Siro) y Militao (que bueno que has vuelto) se han empeñado en que así fuera.
El puñetero Real Madrid
No se puede luchar contra el destino. Es decir, se puede y se debe luchar, pero, amigo, cuando no te toca, pues no te toca. Y cuando es al Real Madrid al que le toca, pues pasa de ronda. Es ley de vida. Y como ejemplo, baste el siguiente: nos han asediado todo el partido, nos han rematado a puerta unas 300 o 400 veces, hemos tenido unos 200 córners en contra, no hemos ganado ni uno de los sorteos (saque inicial del partido, idem de la prórroga, portería sobre la que se lanzarían los penaltis y quién comenzaba la tanda).
Nos tiran el primer penalti y para adentro, nuestro mejor lanzador falla el primero … y cuando llega el segundo turno del City, va Lunin, se queda de pie en el centro de la portería y se la para a Bernardo Silva. Y por si esto te pareciera poco, hemos acabado la tanda con lanzamientos de Lucas, Nacho y Rudiger … y con el último penalti golpeando en el palo antes de entrar y desatar la euforia. Ni confirmo ni desmiento que cuando vi a alemán dirigirse a la portería pensé que el balón iba a acabar en Old Trafford. Resistir, remar, aguantar y sobrevivir: es el puñetero Real Madrid, amigo.

Leí el otro día (lamento no recordar exactamente dónde, ya me disculparás) que los antimadridistas ganan más veces de las que pierden. Esto es algo tan cierto como lógico, toda vez que en la alta competición lo normal es perder, pocas veces se gana y las más te quedas en la orilla viendo como son otros los que celebran. En realidad lo bueno, lo ventajoso y lo saludable del ser del Real Madrid es poder disfrutar de días como el de hoy cada vez que llega la primavera, y esto es indiferente del hecho de ganar o perder.
Acabando
No quiero despedirme sin comentarte un par de cositas. La primera es que según acabe de publicar esta humilde crónica, mi siguiente labor será coger tiza y pizarra y, rememorando tiempos pasados al lado de D. Isolino, escribir no menos de 10.000 veces «Nunca volveré a dudar del Real Madrid». Y cuando acabe, escribir otras 10.000 más «No olvidar nunca la frase anterior».
Lo segundo informarte de que nuestro rival será el Bayern de Munich, el viejo y legendario compañero de fatigas en esta Europa nuestra. Primer partido en Alemania y la vuelta en casita. Aunque a la vista de lo sucedido hoy se pudiera pensar que jugar la vuelta fuera de casa tampoco es tan malo, déjame que yo siga prefiriendo acabar en casa.
Y lo tercero es recordarte que la vida sigue y que así, sin solución de continuidad, el próximo domingo llega La Liga para traernos de visita al Barça. Y que todo lo que no sea que el partido acabe con una contundente y convincente victoria de los nuestros volverá a desatar los demonios que todo madridista llevamos dentro y que también forma parte de la propia idiosincrasia del club. Será a las 21:00 horas y, como siempre, por aquí te lo contaré. Nos leemos.

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